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La primera y tan esperada vacunación en Aragón llegó el 27 de diciembre del 2020 y desde entonces la residencia de mayores Las Huertas contaba las horas para que llegase su turno.

Finalmente, el día 5 de Enero del 2021 sobre las 11h de la mañana llegó el personal sanitario del Centro de salud con las preciadas cajitas que contenían los tan ansiados viales. Bien custodiadas por dos Guardias Civiles, se intuía la importancia que tenía ese cargamento para toda la sociedad y en especial para un colectivo como el nuestro.

Días antes comenzó una labor de información y concienciación tanto a personal como residentes para conseguir que, a pesar de todas las informaciones que desde los medios de comunicación parecían querer empeñarse  en evidenciar la falta de seguridad de la vacuna, se consiguiera proteger a los mayores. Sabían que esa protección aumentaría con cada persona que entrara en la Residencia  estuviera vacunada.

Como siempre, durante estos más de diez meses de pandemia, los trabajadores volvieron a ser un ejemplo y la gran mayoría decidió aceptar ponerse la vacuna. Siempre pensando en proteger a los residentes una vez más. Muchas trabajadoras se han sentido privilegiadas por ser las primeras en quedar protegidas.

Vacunarse para proteger a las personas mayores fue el tema fundamental entre las trabajadoras

Respetando la sectorización, se fue llevando a los residentes  al salón social. Allí se había desplegado el dispositivo. Las enfermeras del Centro de Salud ya habían preparado a conciencia y siguiendo todas las indicaciones las inyecciones con la vacuna. Rápidamente, se consiguió vacunar a un total de 86 residentes y 69 trabajadores (entre personal de Albertia, de Barbastro social y estudiantes de prácticas).

Con la emoción contenida, celebraron el momento histórico que habían vivido. También tuvieron un momento de reflexión entre residentes y trabajadores para exteriorizar  lo que intuían que podía significar. Recordaron los miedos y las incertidumbres que han llenado sus días de trabajo desde marzo. También todos los cambios realizados para intentar proteger la Residencia del virus. Además, recordaron a aquellas personas que en otros centros no han tenido tanta suerte, para los que la vacuna llega tarde.

Desearían que la protección fuera inmediata, pero como han aprendido este año, este virus y su lucha no entiende a veces de sentimientos. Por el momento hay que mantener exactamente las mismas medidas establecidas. El peligro aún existe, pero seguirán al pie del cañón hasta poder celebrar de verdad  el fin de esta pesadilla.

Lo que es un hecho es que hoy estamos un paso más cerca del final y que seguiremos protegiendo a nuestros mayores con todas las herramientas que pongan a nuestra disposición y con la misma fuerza que el primer día.