Para celebrar la Semana Santa, los residentes de la residencia de Azuqueca han realizado unas riquísimas torrijas en el taller de cocina, que después pudieron degustar.
Este año, de nuevo la Semana Santa ha sido diferente a lo habitual. Tradiciones como viajar y salir de la rutina disfrutando de unas pequeñas vacaciones o ver diferentes procesiones, no se han podido llevar a cabo. Sin embargo, hay una tradición que, seguro, no ha faltado en ninguna casa y son las torrijas. En Albertia Las Palmeras tampoco han faltado, ya que en el taller de cocina, algunos residentes ayudados por la trabajadora social, la terapeuta ocupacional y la cocinera, han elaborado unas riquísimas torrijas.
A la hora de preparar las torrijas, los residentes nos ayudaron con los ingredientes. Leche, azúcar, una ramita de canela, canela en polvo, rodajas de piel de naranja, pan, huevo y aceite. Por grupos, cada uno de los residentes se encargó de una tarea y entre ellos se ayudaron. Unos cortaron el pan, otros lo mojaron en leche y otros, después, en el huevo. Una vez que estaban listas para freír, la cocinera se encargó de dicha misión y una vez que estuvieron fritas, de nuevo los residentes se encargaron de echarles el azúcar y la canela final y… ¡a disfrutar!
Esta actividad es muy beneficiosa para los residentes ya que con ella se trabajan las reminiscencias, les evocan recuerdos de años pasados en los que ellos preparaban este plato para su familia o amigos y cómo pasaban ellos la Semana Santa. Además, se trabaja la motricidad fina y gruesa, las habilidades sociales, el trabajo en grupo y aumenta la autoestima y el bienestar emocional de los mayores.
Una vez que las torrijas estuvieron preparadas, se repartieron entre todos los residentes de la residencia y quedaron todos encantados, porque salieron riquísimas.