Trabajando las emociones
En la Residencia y Centro de día Las Fuentes, desde el departamento de psicología se ha puesto en marcha una nueva actividad de expresión emocional dirigida a aquellos usuarios y usuarias, tanto de residencia como de centro de día, que presentan más dificultades para la expresión de sus emociones. Se ha utilizado como facilitador de esta actividad el libro “Emocionario. Dime lo que sientes”, de Cristina Núñez Pereira y Rafael Romero Valcárcel para a través de sus descriptivas ilustraciones aprender a identificar los diferentes estados anímicos.
La actividad se ha centrado en aquellas personas que presentan niveles leves o moderados de depresión referidas en la escala Yesavage, y deterioro cognitivo leve o en ausencia de él, con el fin de que los/as participantes pudieran exteriorizar sus pensamientos y emociones vividas en su día a día. Aprovechando el espacio físico que brinda este centro, con el grupo de centro de día ha salido al jardín para disfrutar de un ambiente tranquilo y agradable al aire libre.
La actividad se ha realizado en grupos de entre 7 y 11 personas durante una hora de duración
Se ha trabajado mediante dos dinámicas: la primera de ellas consistía en expresar, bien con gestos bien con palabras, lo que evocaban cada una de las imágenes. Mientras que en la segunda parte se ha hecho justamente lo contrario: nombrar las sensaciones físicas que produce un sentimiento o emoción cuando no se es capaz de expresarlo con palabras y buscar cuál de los dibujos del libro describe mejor ese estado anímico.
El objetivo de este taller es abrir una nueva vía de expresión y gestión emocional y facilitar la comunicación entre las personas participantes
Ha resultado sorprendente la buena acogida de la actividad, especialmente por parte de algunos usuarios que habitualmente se muestran contenidos en su expresividad, comentando incluso uno de ellos que en su generación se enseñaba a los hombres que mostrar sus sentimientos era de débiles, por lo que le resultaba muy agradable tener una vía para poder compartirlos. Se ha creado una agradable sinergia en el grupo, en la que los usuarios y usuarias decían comprenderse entre sí y mostraban gestos de afecto y cariño hacia el resto de participantes.
Aunque se programó como un taller puntual, la satisfacción expresada por los y las participantes y su petición expresa de repetirlo de nuevo han hecho que se plantee como una actividad con periodicidad mensual con el fin de establecer una rutina de gestión sana de las emociones.