Los cambios producidos en la vida de una persona mayor pueden generar la necesidad de atención por parte de un psicólogo para así poder afrontar los nuevos aspectos de su vida, especialmente si se ha decidido el ingreso en un centro de día o residencia.
El trabajo del psicólogo en las residencias y centros de mayores es sumamente importante, cumple una función fundamental en el proceso adaptativo de la persona mayor ya que el cambio al pasar de su propio domicilio a un centro residencial es muy brusco.
Así, el psicólogo tiene un rol fundamental en la intervención con los mayores conociendo cada caso individualmente a través de una valoración, así como la realización de distintas escalas para evaluar el nivel cognitivo y una programación del plan de atención individualizado.
En el plan de atención individualizado se planteará los objetivos terapéuticos y se procederá a evaluar los resultados en las actividades en las que se integre el residente, incluyendo los talleres de psicoestimulación grupal e individual, junto con todo el equipo técnico.
En las actividades propias de su departamento, la psicóloga de la residencia Albertia realiza, como hemos comentado, terapias individuales y grupales de estimulación cognitiva y reminiscencia así como la atención ante cualquier problemática de carácter psicológico (ansiedad, depresión, duelo…)
Así mismo, el papel de la psicóloga en el centro va más allá de la intervención con el propio mayor, ya que se amplía a su entorno familiar o de convivencia. Proporciona información a los familiares para que puedan afrontar mejor el ingreso y/o enfermedad del mayor para poder ayudarles a sobrellevar la situación de la mejor forma posible.
Por lo tanto, lleva a cabo tanto las funciones de atención directa con el propio residente como el asesoramiento e información con sus familiares además de la formación con el personal de la residencia ofreciendo cursos para conocer cómo actuar en el tratamiento y la atención con los usuarios.