El 29 de octubre se conmemora el Día Mundial del Ictus con el propósito de sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de su prevención y detección precoz.
Según la Sociedad Española de Neurología el accidente vascular cerebral (AVC) o ictus está causado por un trastorno circulatorio cerebral que altera transitoria o definitivamente el funcionamiento de una o varias partes del encéfalo. Existen diversos tipos de ictus, según la naturaleza de la lesión producida en la isquemia cerebral y la hemorragia cerebral. Es importante conocer el mecanismo causante de esta enfermedad para poder efectuar un adecuado tratamiento y una eficaz prevención secundaria.
En la isquemia cerebral se incluyen todas las alteraciones del encéfalo secundarias a un trastorno del aporte circulatorio. Éste puede ser cualitativo o cuantitativo. Hablamos de isquemia cerebral focal cuando se afecta sólo una zona del encéfalo y de isquemia cerebral global cuando resulta afectado todo el encéfalo.
El ataque isquémico transitorio (AIT) se define clásicamente como un episodio de disfunción cerebral focal o monocular de duración inferior a 24 horas. Está causado por una insuficiencia vascular debida a una trombosis o por una embolia arterial asociada a cualquier enfermedad arterial, cardiaca o hematológica.
Entre las afecciones vasculares cerebrales, el grupo patológico de las hemorragias supone en torno al 20% de los casos de ictus. Se trata de una extravasación de sangre dentro de la cavidad craneal, secundaria a la rotura de un vaso sanguíneo, arterial o venoso, por diversos mecanismos.
Ictus: una enfermedad cerebrovascular
La enfermedad cerebrovascular es uno de los motivos más frecuentes de asistencia neurológica urgente. Esto constituye un serio problema de salud pública. Según la OMS, representa la tercera causa de muerte y la primera de invalidez en los adultos, así como determina las más altas tasas de mortalidad en España por enfermedades específicas en las mujeres.
Esta carga epidemiológica supone un enorme coste tanto humano como económico. Así, es de gran importancia disminuir su incidencia en el ámbito de la prevención primaria, reconociendo y actuando sobre los factores de riesgo vascular en la población general. Principalmente la hipertensión arterial (HTA), dislipemias, diabetes mellitus o fibrilación auricular.
La prevención secundaria está encaminada a evitar la recurrencias en pacientes que ya han sufrido algún episodio. Pero también debe tenerse en cuenta que tras el ictus existe un riesgo vascular muy elevado, con un gran riesgo de infarto de miocardio y muerte vascular. Por ello, tienen que considerarse también medidas destinadas a reducir el riesgo vascular global en estos pacientes.
Los centros gestionados por grupo Albertia, residencias y centros de día, cuentan con un equipo multidisciplinar formado por médicos, enfermeras, fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, psicólogos, nutricionistas, auxiliares, etc.. Todos ellos están preparados para actuar en la prevención primaria, secundaria y terciaria, prestando su atención a las personas mayores que hayan sufrido ictus.