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La Residencia y Centro de Día Albertia Valle de la Oliva, ha recibido unos premios muy especiales por parte del Hospital Puerta de Hierro con motivo del Día Internacional de las Personas Mayores, celebrado el pasado 1 de Octubre.

Una de sus residentes, Pilar Torres, participó en dos de los concursos organizados. Ha ganado el concurso de pintura, por el que le han hecho entrega de un diploma como “la pintura más auténtica”. Por otro lado, también ha ganado el concurso de relatos cortos, recibiendo también un diploma por el “mejor relato corto”.

La Residencia Albertia Valle de la Oliva también ha recibido un diploma por su participación  con un vídeo corto, homenaje a todos  los sanitarios, en el que participaron tanto residentes como personal del centro.

Además de los diplomas, les hicieron entrega de un libro, “El informe Manila”, que ya está leyendo una de nuestras residentes. Además, les han obsequiado con un dinamómetro electrónico, el cuál van a dar buen uso tanto el departamento médico, enfermería, como fisioterapia y/o terapia ocupacional. Este aparato sirve para medir la fuerza de agarre según el género y la edad de la persona. Por último, recibieron dos juegos de mesa, de los que darán buen uso los residentes en sus ratos libres.

Agradecer al Hospital Puerta de Hierro este tipo de actos en los que se involucra a las personas mayores que tanto están sufriendo durante esta pandemia y hacerlos partícipes. Los premios se convierten en algo secundario en estos momentos, aunque para ellos supone un chute de alegría y ánimo para continuar hacia delante.

Os dejamos disfrutar el escrito ganador de doña Pilar:

EL VIAJE

No recordaba cuando ni donde había subido al tren. Este continuaba a su manera, sin apenas pararse en ninguna estación. Me di cuenta en ese momento que era un extraño vagón, en parte como un moderno ferrocarril terrestre y en parte como uno del metro antiguo.

Pasaban las estaciones deprisa, ya sin pararse en ninguna, hasta que el conductor dijo que avisáramos cada cual cuando tuviéramos que bajar.

Los carteles con el nombre de cada una de las estaciones eran grandes en forma de rombo y escritos en varios idiomas, y el de abajo, recuerdo que era con caracteres arábigos. Yo no entendía ninguno, y esperaba, al mirarlos, encontrar el nombre deseado, anhelado ya con verdaderas ganas.

El tiempo pasaba y se hacía interminable. Al mirar por la ventanilla veía a veces que había nieve y, en otros lugares, flores y aspecto veraniego. Yo llevaba una bolsa grande de papel fuerte colgada del hombro y de vez en cuando cogía algo al azar, introduciendo la mano sin mirar, algo para “picar”, un fruto seco, una pequeña fruta escarchada. Solo debía de contener “chuches”, cosas propias de Navidad.

El tren no paraba pero se iba vaciando, quedábamos cada vez menos pasajeros y yo dije, – se nos acaba lo de las bolsas y seguimos aquí – .Y una sensación de intranquilidad y angustia se iba apoderando de mí.

El tren seguía y el TIC-TAC del tiempo se oía en un reloj, en alguna parte, oyéndose de forma imperturbable. Más letreros, más idiomas, más signos raros. ¿Esto qué es?, me preguntaba. Cuando estaba ya muy angustiada, en la luz tenue y en la semioscuridad oí una puerta que se abría y cerraba y una agradable voz que decía: “no pasa nada, sigue durmiendo”.

Me arrebujé en una manta que había surgido de algún sitio, no sé de dónde. Estaba bien, no sentí nada desagradable. Pero seguía, continuaba preguntándome con mucha curiosidad, ¿dónde está mi estación, mi destino?

Fin.

Desde la Residencia y Centro de día Albertia Valle de la Oliva, quieren dar las GRACIAS a todas las PERSONAS MAYORES de nuestra sociedad tanto los que están en Residencias, centros de día, como en sus casas.