El duelo ante la pérdida de un ser querido
¿Qué es realmente el duelo? ¿Es necesario experimentarlo? ¿Qué síntomas se sienten durante el duelo? ¿Es cierto que se pasa por diferentes fases? ¿Qué puedo hacer si estoy sufriendo una pérdida?
El duelo según Worden (2009) se define como “experiencia que vive un individuo al perder a un ser querido y que desencadena una serie de factores emocionales, cognitivos y conductuales asociados a esa pérdida”.
Doug Manning lo explica como “el duelo es algo tan natural como llorar cuando tienes hambre, o dormir cuando estás cansado, es la manera en que la naturaleza sana un corazón roto”. El duelo es un proceso que genera una serie de emociones denominadas “negativas”, al tener que aprender a vivir sin una persona importante, y esto hace percibir el dolor como algo malo a evitar. La muerte forma parte de la vida y, en ocasiones, por evitar este dolor o sufrimiento se recurren a estrategias de evitación (de estas emociones o la no aceptación del fallecimiento de esta persona) que desembocan en duelos estancados o patológicos.
Síntomas presentes en el proceso del duelo
Existen diferentes tipos de duelos con distintas sintomatologías o sensaciones asociadas. En este caso, se hace referencia al duelo relacionado con la pérdida de un ser querido puesto que es el contexto que nos concierne. Muchos son los autores que han tratado de explicar qué síntomas se pueden encontrar en este tipo de duelo como Worden (2009), Wright (2007) o Love (2007). Estos autores los diferencian en cuatro categorías: a nivel emocional, físico, cognitivo y conductual.
A continuación se describen algunos de los síntomas que se pueden experimentar. Es importante entender que no todas las personas sentirán estos síntomas, ni en la misma intensidad, ni frecuencia dado que depende mucho de cada persona:
- Nivel emocional: tristeza, ira, culpa y auto-reproche, ansiedad, soledad, fatiga, desesperanza, shock, anhelo, emancipación, alivio, adormecimiento.
- Nivel físico describen sensaciones localizadas en diferentes partes del cuerpo como: vacío en el estómago, presión en el pecho, tensión en la garganta, hipersensibilidad al ruido, despersonalización, falta de aire, boca seca, dolor de estómago, náuseas, tensión, debilidad muscular, etc.
- Nivel cognitivo, estos autores identifican pensamientos relacionados con: incredulidad, confusión, preocupación, sentir la presencia del fallecido y alucinaciones.
- Nivel conductual o comportamental: desajustes o problemas del sueño, alteraciones en el apetito, pérdida de la concentración, aislamiento social, sueños o pesadillas relacionadas con la persona fallecida, evitaciones, búsqueda de la persona, suspiros, hiperactividad, llanto, visitar lugares que recuerden al fallecido o recopilar objetos pertenecientes a este.
Fases del duelo
Autores entre los que destaca Kluber-Ross (1975) aluden al proceso del duelo compuesto en diferentes fases. Dichas fases no tienen por qué ser experimentadas de forma lineal ni ordenada, ni se tienen que experimentar todas. Dado el componente idiosincrático del duelo.
- La negación es considerada por diversos expertos como la fase más importante. Puede durar desde unas horas hasta un tiempo ilimitado. La negación es saber racionalmente que nuestro ser querido ha muerto pero psicológica y emocionalmente no. El fallecimiento no se integra en la nueva realidad.
- La ira consiste en enfadarse con la realidad, puede experimentarse como rabia contra sí mismo, contra otros o contra el mundo. Es importante no negar esta emoción. Al experimentar emociones que consideramos negativas como la ira o la envidia sin juzgarlas, se digieren y colocan mucho más rápidamente que si se intentan negar. La ira genera una energía que permite cambiar, modificar, avanzar en el túnel.
- La negociación, en esta etapa se intenta crear una ficción que permite ver la muerte como una posibilidad que se puede impedir. Otorga una falsa sensación de control. La persona tiende a imaginar escenarios paralelos donde el dolor es aliviado, sin embargo no es compatible con la realidad por ello es la fase de menor duración.
- La depresión o tristeza es la fase dónde la pérdida se hace más consciente. La tristeza es la emoción desagradable que mejor tienden a sobrellevar los dolientes.
- La aceptación es la última de las etapas de duelo. Se define por acciones concretas donde el doliente se recompone y reorganiza la pérdida vivida. Un indicador notable en esta fase es poder recordar a la persona con un dolor sostenible y reconocer los cambios que se han producido en diferentes ámbitos de su vida.
Las tareas de duelo realizadas Worden (2009) proponen una perspectiva menos pasiva, más dinámica y proactiva del proceso del doliente. Estas tareas son complementarias a las fases del duelo:
- Aceptar la realidad de la pérdida: aceptar la muerte permanente y no reversible del fallecido. Completar esta tarea conlleva realizar los rituales tradicionales como acudir a velatorios. Para aceptar la realidad de la pérdida, se necesita tiempo y acciones. Si bien la aceptación racional, intelectual se suele dar con mayor brevedad, la aceptación emocional requiere un proceso más lento.
- Dar expresión a las emociones: es importante reconocer y conectar el dolor emocional, comportamental y físico tras la pérdida. El darse permiso a experimentar el dolor evita que el duelo se cronifique.
- Adaptarse a vivir sin el fallecido: supone tomar conciencia de los roles que realizaba el fallecido y asumir dichos roles. A su vez, conlleva a cuestionarse el sentido de la propia vida y nuestro papel en ella. Por ello para adaptarse al ambiente en el que la persona no está se necesita reaprender de nuevo la relación con el mundo. De la pérdida de significado, al significado de la pérdida.
- Recolocar emocionalmente al fallecido y seguir viviendo: se basa en crear un lugar emocional para el fallecido. El objetivo no es negar el vínculo con la persona que ha muerto, sino poder mantener ese vínculo mientras se crean o intensifican otros.
El proceso del duelo es un camino que toda persona, a lo largo de la vida, transitará.
“Sea lo que sea el vacío… y, aunque lo llene por completo, siempre será otra cosa”
(Freud, 1961, pág. 386)
REFERENCIAS
Kübler-Ross, E. (1975). Sobre la Muerte y los Moribundos. (N. Daurella, Trad.) Aragón, Barcelona: Grijalbo Mondadori. (Trabajo original publicado en 1969).
Love, A. W. (2007). Progress in understanding grief, complicated grief, and caring for the bereaved. Contemporary Nurse: A Journal for the Australian Nursing Profession, 27(1), 73-83. Retrieved from http://search.proquest.com/docview/203176174?accountid=36555
Vega Gallegos, M. A. (2015). Terapia de duelo desde la perspectiva de William Worden(Bachelor’s thesis, Quito: USFQ, 2015).
Worden, W. J. (2009). Grief Counseling and grief therapy. New York, NY: Springer Publishing Company
Worden, W. (2018) El tratamiento del duelo. Paidós.
Wright, B. (2007). Loss and Grief Workbook. Cumbria, GBR: M&K Update Ltd. Retrieved from http://www.ebrary.com