Con la llegada del verano, las altas temperaturas, y las cada vez más frecuentes “olas de calor” es fundamental tomar medidas para prevenir el calor y proteger la salud. El calor extremo puede provocar deshidratación, agotamiento por calor e incluso golpes de calor.
En cuanto al efecto que éste provoca en los ancianos, destacan las consecuencias originadas por factores fisiológicos, médicos y de comportamiento, como:
- Deshidratación: Las personas mayores suelen tener una menor sensación de sed y pueden no beber suficientes líquidos, lo que los hace más propensos a la deshidratación. La deshidratación puede llevar a complicaciones graves como confusión, debilidad y problemas renales.
- Golpe de calor: Este es uno de los riesgos más graves en climas calurosos. El golpe de calor ocurre cuando el cuerpo se calienta a temperaturas peligrosamente altas, lo que puede provocar daño en los órganos, desmayos y en casos extremos, la muerte. Los ancianos tienen más dificultad para regular su temperatura corporal.
- Problemas cardiovasculares: El calor extremo puede aumentar la carga sobre el corazón, lo que puede resultar en un mayor riesgo de infartos o ataques cardíacos en personas mayores, especialmente aquellas con problemas cardiovasculares preexistentes.
- Efectos en la salud mental: El calor puede exacerbar problemas de salud mental, como la confusión y la irritabilidad, lo que puede ser especialmente problemático en ancianos con demencia o Alzheimer.
- Agotamiento por calor: Este es un estado menos severo que el golpe de calor, pero puede incluir síntomas como fatiga, sudoración excesiva, debilidad y mareos. Puede ser el precursor de un golpe de calor.
- Interacción con medicamentos: Muchos ancianos toman medicamentos que pueden afectar la regulación de la temperatura corporal o la hidratación, aumentando su vulnerabilidad al calor. Algunos medicamentos pueden causar retención de líquidos o afectar la respuesta del cuerpo al calor.
- Menor movilidad y actividad física: El calor puede limitar la capacidad de los ancianos para salir y realizar actividades, lo que puede llevar a un estilo de vida más sedentario y problemas asociados con la falta de actividad física.
- Condiciones de salud preexistentes: Muchas personas mayores tienen condiciones crónicas como diabetes, enfermedades pulmonares o cardíacas que pueden verse agravadas por el calor extremo.
Por tanto, es importante que, para mitigar estos efectos los cuidadores y familiares presten atención a las necesidades de hidratación de las personas mayores, que mantengan un ambiente fresco y cómodo y estén atentos a los signos de problemas relacionados con el calor.
Del mismo modo, es importante tratar de mantenerse fresco, regulando la temperatura corporal y tratando de estar bien hidratados en todo momento.