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VIERNES TARDE. AGOSTO. 35 GRADOS A LA SOMBRA EN MADRID. EN EL SALÓN DE ACTOS DE LA RESIDENCIA PARA MAYORES ALBERTIA MORATALAZ ESTÁ TODO LISTO Y FRESQUITO PARA QUE LA MAGIA HAGA ACTO DE PRESENCIA.

Con motivo de la promoción de nuestra participación en el Concurso Nacional de Cortos para Mayores «Premios NICO» organizado por MundoMayor, el departamento de rehabilitación y terapia de la residencia para mayores Albertia Moratalaz ideó una fiesta que girase en torno a la figura principal de nuestro corto «RAIN»: «la bruja Clara».

Realmente, nuestra protagonista está inspirada en un personaje del Madrid de finales del siglo XVIII: la «beata Clara», una bruja muy famosa a cuyo consultorio acudía lo más granado de la Corte de Madrid. Su casa estaba ubicada en la calle Cantarranas (actual calle Lope de Vega) y las gentes acudían en busca de sanación, consuelo espiritual, consejo financiero e incluso asesoramiento político (se dice que acudían a ella incluso los ministros del rey Carlos IV). Se fingió tullida muchos años y tocada por el halo divino y el don de los milagros, para evitar ser acusada de brujería.  Fue capaz de embaucar a todos de tal manera que, incluso, la leyenda cuenta que logró de Roma una dispensa para hacer los tres votos de monja de Santa Clara. Pero, eso sí, sin la obligación de la clausura, ya que sus supuestas dolencias se lo impedían. El Santo Oficio investigó la superchería de la beata, con la ayuda de una criada despechada, y la encerró. Pero el pueblo pidió a su milagrera y acudió en masa a rescatarla, sin éxito. Cuando el 13 de enero de 1804 un terremoto sacudió la ciudad, muchos lo atribuyeron a la injusta detención de la «beata Clara».

Volviendo a nuestra «convención de hechiceros», el salón de actos, como ya viene siendo habitual, tuvo un lleno total. Nadie quería perder la oportunidad de volver a ver el corto. El pitoniso Mario y la druida Raquel dieron la bienvenida y por arte de magia apareció la pantalla de proyección. Tras ver el corto, nuestra «Lola Terremoto», vestida de bruja flamenca, dedicó un baile muy rumbero a todos los presentes. A partir de aquí, se dio comienzo a la merienda, realizada por nuestro personal de cocina: «momias» de hojaldre y salchicha, sándwich «cama de bruja» y muchas otras delicias, acompañadas de brebajes preparados por nuestras brujas. No podían faltar las fotos, esta vez con un marco brujeril muy divertido al que no le ha faltado el gorro, la escoba y la nube símbolo de nuestro corto.

Estas actividades en los centros de la tercera edad suponen un punto de encuentro entre residentes, familias y profesionales, favoreciendo el vínculo relacional entre todos ellos y el envejecimiento activo.

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